Bien Común frente al Gran Reinicio del Foro Económico Mundial

El pasado 3 de junio de 2020 Klaus Schwab, Fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, presentó el lemai de la próxima conferencia a celebrar en enero de 2021. En su artículo, “Ahora es el momento de un gran reinicio”ii, parte del reconocimiento de la triple crisis sanitaria, económica/medioambiental y social que genera ansiedad y miedo generalizado en el mundo entero. Para enfrentarla, dice, es necesario cooperación y solidaridad internacional para conseguir el objetivo de “un gran reinicio del capitalismo” sobre la base de una profunda renovación económica y social basada sobre la educación, contratos sociales, condiciones laborales y un nuevo capitalismo verde “de las partes interesadas”, conseguido a través de la colaboración público/privada. La agenda de este gran reinicio tiene tres componentes esenciales:

1.-) Orientar los mercados a mejorar la distribución social mediante la coordinación fiscal y tributaria, nuevos acuerdos comerciales y la creación de las condiciones para la “economía de las partes interesadas”. La famosa Responsabilidad Social Corporativa.

2.-) Inversiones orientadas a objetivos comunes de igualdad y sostenibilidad. Utilizar los Fondos Públicos para promover infraestructura urbana verde e incentivar a las empresas a la utilización de “métricas medioambientales, sociales y de gobernanza”.

3.-) Aprovechar la Cuarta Revolución Industrial “en pos del bien público” para hacer frente a desafíos sanitarios, sociales y medioambientales.

Concluye con la oportunidad que representa la pandemia del covid19 para reimaginar y reiniciar nuestro mundo forjando un futuro más sano, más equitativo y más próspero.

Vivimos en un mundo fracturado y desacopladoiii. El momento histórico de la bifurcación en medio del caos, donde emergen nuevas interrelaciones como la reciente Asociación Económica Integral Regional (RECP)iv firmada el pasado 15 de noviembre por 15 países liderada por China. Con sectores económicos entero en quiebra técnicav. Donde el liderazgo de países occidentales ha desaparecido, visualizado en el fracaso del último G20 y el abandono de Trump de la conferencia para ir a jugar al golfvi. Donde las consecuencias del deterioro medioambiental avanzan sin controlvii, marcando la contradicción principal de nuestro tiempoviii, a la que cualquier alternativa de futuro tiene que enfrentar y responder. Donde se requiere de la nueva utopíaix que aglutine la fuerza social necesaria para el nuevo horizonte de la Humanidad, compatible con los límites físicos del planeta y la justicia social.

En este momento crítico las tensiones entre las élites globalistasx, cuyo portavoz público es el propio Foro Económico Mundial (FEM) y las élites continentalistas, cuyo máximo exponente es Donald Trump que seguirá siendo presidente de EE UU hasta el próximo 20 de enero, se acrecientanxi. Además, el Gran Reinicio propuesto implica la remodelación del poder entre transnacionales, sectores económicos y zonas geográficas, por lo que la tensión intra-oligárquica es máxima, y puede abocar a decisiones temerarias de consecuencias incalculables, como la que estuvo a punto de tomar Trump de atacar abiertamente a Iránxii o la que se tomó de asesinar al científico nuclear iraníxiii. El futuro de la Humanidad está en juego, y pende de un hilo.

Es en este contexto en el que hay que analizar este nuevo intento de transformar este capitalismo agonizante, para poder seguir con la reproducción ampliada de capital, mientras avanzamos hacia el abismoxiv. Este lema de reiniciar el capitalismo suena muy parecido al de Sarkozy en 2009 de “refundar el capitalismo”, mientras se extendía las consecuencias de la gran crisis financiera de 2008, habiendo llegado a 2020 sin haber cambiado nada. Nos prometieron acabar con los paraísos fiscales y establecer el impuesto a las transacciones financieras (ITF) demandas que ATTAC había mundializado, y diez años después aún lo esperamos. El propio Klaus Schwabxv reconoce que su mayor preocupación es el riesgo de estallido de una crisis social, el mismo de Sarkozy hace diez años.

En toda innovación social se transitan cuatro fases: primero la propuesta es ignorada; segundo la propuesta es ridiculizada por utópica e irrealizable; tercero se asume en parte intentando administrarla para neutralizar sus aspectos más disruptivos e inasumibles por el viejo régimen en declive (que es la fase donde nos encontramos con respecto a la EBC, igual que hace diez años con las reivindicaciones de ATTAC) y, por fin, cuarta se asume su perentoria necesidad y se instalan. Cada fase señala un estado distinto de correlación de fuerzas entre clases sociales.

La Asociación para el fomento de la Economía del Bien Común ha cumplido diez años desarrollando la herramienta y metodología para orientar los mercados a mejorar la distribución social y la creación de las condiciones para la “economía de las partes interesadas”, significando un paso de mayor compromiso y eficacia en el desarrollo de la Responsabilidad Social Corporativa. La Matriz del Bien Común de la empresa es la herramienta más completa para implantar en su seno la utilización de “métricas medioambientales, sociales y de gobernanza”. Así mismo, la herramienta de la Ciudad del Bien Común, desarrollada por un equipo multidisciplinar del grupo local de EBC Cádiz coordinado por el arquitecto Fernando Visedo Manzanares, es la metodología que implanta la métrica necesaria, utilizando técnicas de Big Data, no solo para la infraestructura urbana verde sino para el conjunto de los objetivos del desarrollo sostenible 2030. Que se debata el tema en el Foro Económico Mundial nos debe alegrar y estimular para seguir trabajando, porque nos demuestra lo correcto y bien encaminado de nuestros esfuerzos, sin que nos creamos que ya está conseguido. Debemos vigilar la coherencia de los actos, sin dejarlas en meras declaraciones bien intencionadas, y la exigencia de la transformación hasta el final. La Comisión Europea al aprobar los estándares GRI dejó fuera la Matriz del Bien Común, y Klaus Schwab habla sólo de “infraestructuras urbanas verdes” dirigidas claramente a la economía circular. El pleno desarrollo de la Economía del Bien Común es incompatible con la economía especulativa, el crecimiento infinito y la falta de democracia, inherentes hasta ahora al poder corporativo de las transnacionales.

Procesos cíclicos. El tiempo en la ciencia de la Vida.

La dimensión temporal une lo estructural con lo organizacional. Las estructuras y organizaciones económicas, sociales y políticas corresponden siempre a un determinado corte temporal dentro de la historia evolutiva de la Humanidad. La complejidad de la vida y la sociedad humana es su complejidad organizacional. Se superponen y luchan dos tiempos diferentes con sentido contrario. El tiempo de un sistema histórico que agoniza y el tiempo del nuevo sistema que surge desde su interior. Y el tiempo del nuevo sistema es poli temporal. Es decir, en cada ámbito territorial tiene su propio ritmo. Dependerá de la fuerza y capacidad organizativa para vencer las resistencias, lo que determinará su implantación en esa sociedad y lugar concreto.

Todo en el Universo está en movimiento continuo e interrelacionado. Incluso nosotros mismos como individuos estamos en continuo movimiento interno, y no sólo los electrones de los átomos que nos conforman, también cada uno de los sistemas de nuestra anatomía fluye sin parar, sin que perdamos nuestra consciencia de estabilidad y unidad. En las sociedades, la economía y la política ocurre igual. Cuando Marx incorpora la palabra “dialéctica” o “histórico” está reconociendo el movimiento continuo y el efecto tiempo como elemento esencial en todo proceso de transformación, porque todo movimiento tiene lugar dentro de un tiempo determinado.

Existen tres clases de ciclos económicos distintos en el seno del sistema capitalista: el financiero, corto de una duración media de 40 meses (Kitchin), medio, del que suelen hablar en medios políticos y prensa económica, de 6 a 8 años (Juglar), y largo, vinculado con cambios tecnológicos importantes, de 50 a 60 años (Kondratieff). Estos tres ciclos se superponen: en una onda larga se producen 6 o 7 medios, y en cada uno de estos se producen 2 o 3 pequeños. Estos ciclos económicos conllevan a su vez ciclos sociales de miedo/inseguridad o euforia social generalizadas. Pendiente de un estudio en profundidad, podemos observar así mismo que cada 250 años, más o menos, se produce una profunda transformaciónxvi. La sociedad se reestructura a sí misma: cambia su visión del mundo, sus valores hegemónicos, su estructura política, social y económica, sus artes e instituciones claves. En estos momentos estamos viviendo la transformación al postcapitalismo.

Hay ciclos de 6-8 años de acción-reacción social y política. En 1973 la oligarquía internacional reacciona a la revolución progresista del ciclo anterior comenzada en 1966-68 frustrándola con la financiarización de la economía y el neoliberalismo ideológico y político; así se repite en 1980, 1987, 1994, 2001, 2008 en una espiral continua de acción-reacción que avanza a través del tiempo. En 2014/5 comenzó el último ciclo de reacción conservadora a la consolidación del mundo multipolar de los BRICS, cuestionamiento del petrodólar y deslegitimación ideológica, con grandes movilizaciones sociales, fruto del anterior ciclo marcado por la crisis de 2007-8. En este nuevo ciclo que finaliza con el resurgir de las movilizaciones mundiales por el clima y la Vida, por la igualdad y la dignidad, y por procesos constituyentes hacia la ciudadanía universal y la democracia participativa, debemos planificar los objetivos a corto, medio y largo plazo, conscientes del impulso que recibiremos de la ciudadanía mundial cada vez más consciente de los retos y desafíos que enfrentamos como Humanidad. Es la hora, es el momento del Bien Común y de la EBC.

El Bien Común de la Humanidad es nuestra utopía. Implica la instauración del Estado del Bienestar a nivel mundial, sostenido por una fiscalidad armonizada que regule el movimiento de capital internacional y elimine los procesos de especulación financiera; la ciudadanía universal como nuevo Poder soberano que acabe definitivamente con las hambrunas, guerras, esclavitud y migraciones clandestinas, y permita enfrentar los efectos negativos del cambio climático con un mínimo de eficacia.

Estos ciclos en el tiempo son tendencias globales, como la órbita de la Tierra en torno al Sol, pero tiene singularidades en cada espacio territorial, de la misma forma que es verano en una parte del planeta e invierno en otra. El factor consciencia y voluntad es determinante en el devenir de los acontecimientos y en el buen fin del proceso.

Singularidades en el espacio/tiempo de esta gran transformación.

En los próximos 2-4 años se vislumbran negras perspectivasxvii. La crisis sanitaria sin terminar de superar; la económica/medioambiental y social en incremento, acelerada por la financiera, que puede llevar aparejada la desaparición del dinero metálico y Bancos centrales, dando paso a monedas digitales directamente controladas por las grandes transnacionales tecnológicas, como uno de los elementos esenciales del gran reinicio. De esta forma se le terminaría de sustraer el control del dinero a los Estados-nación y a las democracias actuales, poniéndolas de rodillas ante el poder omnívoro de las corporaciones. Y tensiones militares de incalculables consecuencias.

En los últimos cuarenta años de neoliberalismo y financiarización de la economía unas élites oligárquicas internacionales cada vez más reducidas, hasta llegar a 2.153 personasxviii según el último informe de Intermón Oxfam, han mantenido el control alimentando dos corrientes: por una parte, la economía de mercado basada en un modelo con bancos privados e intereses positivos que hace pagar por el capital a los que hacen uso de él y, consecuentemente, les hace fluir los capitales financieros a sus manos, provocando la desigualdad en el seno de una sociedad de consumo irracional; y, por otra, una geopolítica internacional que radicaliza los aspectos disgregadores, étnicos y locales de las religiones, alimentando un fundamentalismo de todas las religiones basado en una lectura literal y vaciada de su común universal que divide y enfrenta a una parte de la humanidad contra las otras.

En los últimos años se han generalizado los intereses negativos como forma de salvar a los propios bancos y grandes corporaciones a expensas de unos Bancos Centrales que monopolizan y privatizan el poder soberano de emitir monedas de la ciudadanía. Por otro vemos la demanda de la ciudadanía universalxix por diferentes pueblos y etnias. Y vemos como los máximos dirigentes religiosos se manifiestan por lo que les une y no por lo que los enfrentaxx Estos dos aspectos son incompatibles con el sistema capitalista a medio y largo plazo. Definen la gravedad de la situación en la que se encuentran los planificadores de la seguridad del sistema. Y explican la radicalidad de los ataques conservadores en el seno de las iglesias contra sus propios líderes religiosos que osan señalar este camino de unidad y fraternidad.

Que triunfe el proyecto de las élites globalistas manteniendo el enfrentamiento entre civilizaciones o, por el contrario, avancemos hacia la unificación de una única humanidad que permita el gobierno y la gestión racional de los asuntos comunes en el planeta Tierra, depende de la ciudadanía y de los actores políticos de diferentes ámbitos territoriales sobre los que se apoya la geopolítica internacional, que a su vez podemos identificar con siete civilizaciones, cuyo núcleo duro son sus religiones.

El mundo anglosajón: EE. UU., al que unimos Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, que identificamos con el cristianismo anglicano y los cristianos fundamentalistas norteamericanos. Las cuatro grandes corporaciones tecnológicas que lideran las élites globalistas (GAFA) tienen su sede en EE UU, así mismo, tienen sede las grandes farmacéuticas y grandes empresas militares en el conjunto de los países anglosajones, pero como territorios se encuentran en declive desde su liderazgo anterior por la competitividad y consolidación de empresas chinas y el desplazamiento del eje al pacífico y Asia. El gobierno de Trump deja como legado la polarización social, alejamiento de aliados mundiales y falta de liderazgo internacional e interno. El primer gran reto de Joe Biden es intentar recuperarlo. Gran Bretaña está en una situación similar tras el Brexit y la posible pérdida de su poder financiero en este gran reinicio. A ambos les queda el poder militar, pero ya cuestionado ante las posibles innovaciones realizadas en este campo por China y Rusia. Además, el dólar está perdiendo posiciones como moneda de intercambio mundialxxi y, con ello, la capacidad de financiar su complejo militar-industrial a través del déficit.

Chinaxxii, al que identificamos con el marxismo/confucionismo. Su situación también es difícil y contradictoria; necesita del resto del mundo para vender sus productos y tiene una gran desigualdad interior; mantener su actual situación de bonanza pasa por hacerse independiente del exterior y desarrollar políticas de bienestar social y equilibrio interior rechazando decididamente los valores del capitalismo agonizante que muere; dice tener asegurado el futuro y ser autosuficiente, pero aún no lo es porque ve muchas amenazas en su futuro con fuertes pérdidas en sus reservas financieras con la caída del valor del dólar y es consciente de que debe emplear mucha prudencia ya que le espera un periodo económicamente difícil; debe cuidarse de los que intentan corromperla por que encierra una gran amenaza para su futuro; debe priorizar los asuntos internos hasta su momento, ya que deberá jugar un importante papel en la construcción del nuevo mundo que nace, fundamentalmente por la importancia de su población sobre el total de la humanidad; las dificultades que generará la difícil situación económica que viene le exige tener muy clara la visión de su papel en la crisis para no dejar pasar las valiosas y únicas ocasiones que se presentaran; deben ser más tolerante con las religiones que no suponen ninguna amenaza real para ellos. China debe superar muchos obstáculos y tiene muchas dificultades. Sin embargo, tiene un liderazgo nítido con el Partido Comunista Chino y Xi Jinping. Planifica a medio y largo plazo liderando la construcción de las nuevas interrelaciones con la política de La Franja y la Ruta, así como el reciente RECP. Se avecinan grandes cambios para los que debe prepararse, controlándose y siendo prudente, siendo frío en la toma de sus decisiones por que tiene una gran responsabilidad para el futuro de la humanidad. Su ciudadanía debería ser consciente de la importancia y de las obligaciones que tienen en este momento histórico y vigilar que un exceso de prudencia o de astucia de sus dirigentes les termine perjudicando. Sin China el proyecto del Gran Reinicio de las élites globalistas no tiene futuro, pero se encuentran con el Partido Comunista Chino y la fuerte personalidad de Xi Jinping que no pueden manejar libremente. En cómo se resuelva esta tensión se juega gran parte del futuro de la Humanidad.

Unión Europea, ya sin Gran Bretaña aliada incondicional de EE. UU., que identificamos con el cristianismo católico y protestante. Tiene una posición cómoda pero sin poder real y deseos de cambio para una toma de decisiones más operativa luchando por poder tener una identidad propia en el futuro; actualmente una situación económica envidiada por el resto del mundo, pero muy amenazada por la crisis sanitaria y financiera internacional y el cambio de correlación de fuerzas que esta conlleva; para enfrentarla necesita dotarse de los mecanismos de decisión e instrumentos autónomos de defensa del Tratado de Lisboa pero no tiene el valor de oponerse a los que impiden que desarrolle su unidad política y su propio modelo social, requisito imprescindible para que salga adelante; mantiene una política neoliberal desde la antidemocrática Comisión Europea y, aunque tiene capacidad de hacerse oír en el mundo, colabora con la política de miedo generalizado, la geopolítica de la fragmentación y enfrentamiento basado en el fundamentalismo religioso, y no admite que la crisis financiera y económica internacional la ha debilitado para el futuro; debe comprender el necesario cambio de nuestro tiempo, no dejarse engañar y comenzar a desarrollar la nueva política económica de y para la Vida, la Economía del Bien Común, en cooperación con el resto del mundo; el fatalismo no le ayudará a enfrentarse con los efectos de la actual crisis pero si emprende este necesario cambio le hará recuperar el impulso europeo y el apoyo del resto del mundo. La ciudadanía europea debe denunciar con fuerza y abiertamente que la miseria consecuente con estas políticas está provocando el alejamiento y frustración de los que confiaban en el sueño europeo, de dentro y fuera de la UE, y que la posibilidad de mejora y bienestar que se anunciaba será imposible de conseguir por el camino actual.

Rusia, que identificamos con el cristianismo ortodoxo. Está en una situación extraña y contradictoria ya que se siente superior, pero es ingenuo su deseo de grandeza con las perspectivas de futuro que tiene en la actual crisis sanitaria, económica/medioambiental y financiera internacional que tan sólo le traerá frustraciones y más responsabilidad; teniendo la capacidad de hacerse oír se deja deslumbrar por el modelo occidental del capitalismo agonizante, por lo que está perdiendo las ocasiones de mejorar la situación interna de su ciudadanía y, además, mantiene a sus verdaderos enemigos en su interior, necesita más bienestar social interno y nuevos valores acordes con la nueva época. La población sufre y seguirá sufriendo un largo periodo de preocupaciones económicas que supone una grave crisis interior que debe abrir el camino de la transformación hacia el nuevo modelo. El liderazgo de Putin es fuerte pero excesivamente personal. La alianza con China le fortalece, pero es consciente de su dependencia a esta. Su poder militar es su baza más importante y juega un papel clave en la consolidación del multilateralismo. Está en una situación peligrosa ya que las actuales tensiones internacionales le señalan como directo protagonista en una posible conflagración militar.

Israel, que identificamos con el judaísmo en su versión fundamentalista y radical sionista. Basa su política en combatir su inseguridad reclamando la ayuda de todos presentándose como víctima y acreedor de una deuda de toda la humanidad con ella; la verdad es que es su ambición la que perjudica a su ciudadanía y le provoca esta gran inseguridad, ya que nunca logrará sus objetivos de paz con la actual política; es incapaz de actuar abiertamente y reconocer la injusticia, iniquidad y responsabilidad de sus acciones, y se presenta como aislado y marginado pero en realidad es quién mueve los hilos de la geopolítica mundial a través del control y dirección del Grupo Bilderberg; en realidad no sabe lo que verdaderamente quiere y sus acciones no pueden tener ningún futuro a medio y largo plazo, teniendo que sufrir la inseguridad y la soledad internacional; la crisis que provocará el deseado por ellos ataque a Irán provocará una gran crisis interna en Israel que deben aprovechar para aislar a los radicales sionistas, la única posibilidad para un futuro en paz. La ciudadanía israelí debe denunciar que el sionismo es el verdadero provocador de las acciones bélicas y el que acaba con los deseos de reconciliación y las posibilidades de paz, que están realizando crímenes contra la humanidad y que son los que toman realmente las decisiones a través de sus lobbies, control de la banca internacional occidental y del Grupo Bilderberg de la geopolítica internacional en este capitalismo agonizante.

El mundo árabe, al que identificamos con el islamismo. Su situación interna está llena de contradicciones y enfrentamientos; han sido de los grandes beneficiarios de la economía basada en combustibles fósiles de las últimas décadas, y deberían tener buenas oportunidades de mejoría de su ciudadanía pero carecen de poder de decisión autónoma para ello; tienen cultura e identidad propia sobre la que pueden construirse los valores de la nueva era y están dispuestos a negociar la paz con Israel a pesar de las provocaciones continuas de este; los logros y las propuestas continuas es la forma de hacer retroceder las posiciones provocadoras y radicales de los israelíes; las naciones árabes deben esperar sus ocasiones, confiar en su propia identidad, mantener su alto grado de sentido solidario ante la situación que se generará con el posible ataque a Irán que pondrá a prueba la solidaridad entre ellos; confían en su solidez económica pero sus buenas perspectivas pueden ser de corta duración si no emprenden con rapidez el camino hacia los valores de la nueva época contrarrestando la influencia de los fundamentalistas islámicos. Su ciudadanía debe protagonizar un gran cambio ante esta nueva situación. El posible ataque a Irán acabará con la tranquilidad y exigirá de toda la energía y vitalidad del Islam para resistirse a su radicalización fundamentalista; esta resistencia debe ser aprovechada por la ciudadanía árabe para construir y modernizar sus instituciones políticas recuperando el atraso que le han provocado desde fuera en los últimos 42 años, indispensable para poder desarrollar entre ellos el espíritu de la nueva época, el “demos” del nuevo mundo que nace, por lo que es esencial que no se dejen arrastrar ni engañar.

India y el sudeste asiático, que identificamos con el hinduismo, budismo y religiones que partiendo de sumeria viajaron hacia el oriente. Excepto India, que está invitada y a la que se le espera, el resto se han incorporado al RECP. La situación que tienen está llena de contradicciones que les lleva a tener indecisiones y titubeos que les serán contraproducente; esperan buenas oportunidades de la actual crisis sanitaria, económica/medioambiental y financiera, ya que mantienen su propia moneda y controlan su política monetaria, pero se siente dependiente y falto de libertad sabiendo que el cambio de vida y de valores contravienen su más profundas tradiciones; el miedo a una vuelta atrás les atormenta y se defienden dentro de los parámetros de la política económica neoliberal; deben desconfiar de sus verdaderas posibilidades de desarrollo dentro de este mundo caduco y de sentirse a salvo de sus consecuencias; volver a sus actividades y valores integrados con la naturaleza asumiendo su gran responsabilidad con la nueva economía universal y cosmopolita para la vida que les permitirá realizarse sin contradicciones con su propia identidad, su propia forma de ser; deben rechazar las proposiciones poco claras que recibirán de los integrantes del Grupo Bilderberg. Su ciudadanía debe velar para que sus dirigentes no se dejen arrastrar por estos y superar su espíritu supersticioso, ya que poseen una gran vitalidad, son autosuficientes y obtendrán el éxito si logran superar sus miedos.

Latinoamérica, desde México hasta Chile identificado con la religión católica y las creencias ancestrales de los pueblos originarios. Su actividad es y ha sido muy importante para el nacimiento del nuevo tiempo y del “demos” de la humanidad en la década de los gobiernos progresistas. Latinoamérica en su conjunto y especialmente países como el Brasil de Lula, participando en la constitución del G-20 y fundador del BRICS; Venezuela, desarrollando una experiencia rica e innovadora que alumbra muchas de las claves del nuevo tiempo manteniéndose a pesar del cerco y acoso de EE UU; Bolivia y Ecuador aprobando sus Constituciones del Bien Vivir y Buen Vivir, reconociendo los derechos de la naturaleza y la ciudadanía universal por primera vez; y Cuba, que ha mantenido aislada, casi sin recursos durante años, pero firmemente las esencias de un modelo alternativo al actual manteniendo encendida la llama de la esperanza en muchos corazones, con sus errores y dificultades como ocurre con toda obra nueva que se realiza contra viento y marea, está jugando un papel clave en el surgimiento del “demos” de la nueva humanidad. El conjunto de Latinoamérica sale ahora de los años de reacción conservadora con golpes de estado, represión y asesinatosxxiii. Su tarea actual es reconstruir las instituciones UNASUR y Banco del Sur, consolidando los procesos constituyentes latinoamericanos. La lucha del pueblo chileno y la recuperación de Brasil para este proceso se visualizan como esenciales.

En cada uno de estos ámbitos territoriales hay diferencias y diversidad de tiempos en la consciencia, organización y liderazgos por Estados-nación. El análisis y su accionar es tarea a realizar por sus directos protagonistas sociales y políticos. Hay, sin embargo, un mensaje común para toda la ciudadanía y movimientos sociales: que el miedo no os paralicexxiv

Bien Común de la Humanidad como horizonte a establecer en 2026

El conocimiento y consciencia crítica de lo que acontece, más la decisión firme de actuar orientados hacia el Bien Común determinará el futuro de la Humanidad. El Poder es nuestro como Humanidad.

De igual modo que nuestro cuerpo, sentimientos y valores conforman una unidad inseparable en nuestra individualidad, en la sociedad ocurre lo mismo. Los objetivos que nos marcamos como comunidad tienen que ser coherentes con nuestras motivaciones y valores dominantes en la sociedad. La revolución neoliberal que sufrimos desde hace más de cuarenta años se basa en romper esta unidad y coherencia. El individualismo se enfrenta a la comunidad; la ambición personal al Bien Común; la avaricia y vanidad a la cohesión social y a la democracia participativa en la que nos reconocemos como seres interdependientes los unos de los otros, al amor que todo lo une.

El dinero siempre ha sido un medio y no un fin. Es el trabajo organizado de las personas el que satisface las necesidades sociales e individuales. El dinero solo logra hacerse indispensable si se convierte en barrera monopolizada y privatizada para el intercambio.

Desde la EBC saludamos y apoyamos la necesaria cooperación y solidaridad internacional, para conseguir el objetivo de satisfacer las necesidades inmediatas de las personas, la seguridad y tranquilidad en el porvenir, y en la participación real en la determinación de su propio futuro integrado en la comunidad de la gran familia de la humanidad, que a su vez es fruto y parte del sistema integrado de Vida que es Gaia, nuestro mundo. Para ello es necesaria una profunda renovación económica, social, política y de valores, basada sobre una educación intercultural e inclusiva, la justicia social, reducción del tiempo de trabajo, una nueva economía por y para la Vida, democracia participativa y los valores del Bien Común de la Humanidad.

Desde la EBC deseamos orientar los mercados a mejorar la distribución social mediante la coordinación fiscal y tributaria con impuestos directos y progresivos a la especulación financiera, a la riqueza, a la contaminación y a las rentas. Apoyamos acuerdos de comercio justo y la creación de las condiciones para la “economía de las partes interesadas” con la métrica de la Matriz del Bien Común, y una verdadera Responsabilidad Social Corporativa que abandone la inoperante “voluntariedad” para el marketing de las corporaciones.

Desde la EBC procuraremos inversiones orientadas a objetivos comunes de igualdad, sostenibilidad y participación democrática para la determinación, control y evaluación de las mismas. Utilizar los Fondos Públicos para promover infraestructura urbana sostenible, inclusiva y públicas; e incentivar a las empresas a la utilización de “métricas medioambientales, sociales y de gobernanza”.

Desde la EBC reivindicamos aprovechar la Cuarta Revolución Industrial “en pos del bien público” para hacer frente a desafíos sanitarios, sociales y medioambientales, a la vez que reclamamos los beneficios de esta como Bien Común de la Humanidad, denunciando su privatización por una reducida élite no mayor que un “grupo de amigos”.

En los dos próximos años es previsible que todo se agrave hasta poner en duda nuestra esperanza de sobrevivir como especie. La reacción debe producirse al borde del mismo abismo. Es necesaria una movilización mundial en pos del Bien Común de la Humanidad, por un Congreso Constituyente del primer Gobierno mundial democrático, legítimo y transparente. Y para ello debemos ir constituyendo Portavocías de la Humanidadxxv en cada uno de estos ámbitos territoriales. Elegir a las personas con más prestigio y reconocimiento mundial en cada uno de los seis ejes que de forma transversal han de constituir los criterios de actuación a partir de ahora para la humanidad: Medioambiente, igualdad, derechos humanos, economía para la Vida, interculturalidad y democracia participativa. Si hay una gran movilización mundial para 2024 podremos iniciar las nuevas instituciones en 2026.

Fernando Moreno Bernal

Coordinador/presidente EBC Andalucía

Cádiz, a 7 de diciembre de 2020

xxii China pone fecha de caducidad a la hegemonía de EE UU https://www.alainet.org/es/articulo/209604