2023, en plena travesía al alba de Otro mundo mejor

Se hace camino al andar. Lo viejo colapsa y lo nuevo emerge. El pesimismo generalizado pugna contra el optimismo que se apoya en la esperanza y la fe en la Humanidad. A lo largo de 2022 la consciencia de pertenencia a una única humanidad ecodependiente, interdependiente y vulnerable se ha extendido. Somos Uno como Humanidad fruto de la Vida en Gaia, nuestra gran madre la biosfera. Las mentiras quedan al descubierto una tras otra. El cambio climático y el hambre se extiende y mata. La peste, en forma de diferentes virus que se turnan unos a otros en un continúo sin fin, extiende el miedo que paraliza. La guerra lo impregna todo. La juventud muere en absurdas guerras o se les roba el tiempo vital para secuestrar la futura nueva vida. La travesía hacia Otro mundo mejor posible y urgente se enfrenta a la bifurcación. 2023 es el año en el que haremos como Humanidad lo necesario, gritando: ¡¡La Humanidad ES¡¡ ¡¡Yo soy Humanidad¡¡

La utopía de Otro mundo mejor posible y urgente universalmente compartida

Transformamos nuestra realidad imaginando la utopía de otro mundo mejor y actuando. Es nuestro Poder. El Poder de la Mente y la Voluntad. El Poder del Amor que todo une. Creemos el nuevo mundo desde nuestra esencia como seres humanos sociales. La Humanidad tiene el Poder para esta transformación. Confianza y decisión es lo único que necesitamos. Ser conscientes de nuestro objetivo y del sentido trascendente de nuestra transmutación, de nuestra acción transformadora. Vernos a nosotros mismos como individuos formando parte de un Todo, la Humanidad. Como si fuésemos un simple glóbulo rojo o una neurona de nuestro cuerpo formando parte del cuerpo mayor que es nuestra especie, la Humanidad, que a su vez es fruto y parte de la Vida en nuestro planeta. No es difícil, ya que cada persona llevamos dentro toda la humanidad, de la misma forma que en cada ADN de nuestro cuerpo se encuentra la esencia de todo nuestro SER. Cada persona podemos y debemos hablar en nombre de la Humanidad porque somos fruto y parte de la humanidad, porque en realidad somos la esencia de la misma Humanidad.

Cada una/o somos a la vez observadores de la transformación y protagonistas de la misma. Por eso nos transformamos a la vez que transformamos nuestra realidad económica, social y política. Seres vivientes y seres conscientes. No hay hegemonía social y política sin proyecto transformador, ni verdadero proyecto transformador sin nuevos valores dominantes, sin la nueva “cultura”. Vivimos una transformación histórica siendo sus propios protagonistas. Somos los seres que analizamos a la vez que vivimos la experiencia transformadora. Tenemos el poder de adaptarnos y autoorganizarnos socialmente. Necesitamos de toda nuestra creatividad e inteligencia, entusiasmo y la fuerza que nos da la organicidad social y el trabajo conjunto.

Esta transformación de aquí y ahora es universal, lo que implica la unificación de la Humanidad. Es necesario dotarla de su sentido histórico y razón de ser. El nuevo tiempo surge de un intenso debate e integración, centrado en lo que une a las siete grandes familias culturales existentes, que haga emerger el espíritu común, el Demos de la Humanidad unida y hermanada por el Bien Común de la Humanidad.

La unidad en la diversidad y sus planos de correspondencia

Este proceso de unificación lo estamos transitando desde siete grandes familias de culturas diferenciadas que deben converger en Una, que las integre a todas desde el respeto y enriquecimiento de cada una, en un permanente y mutuo diálogo entre ellas. Una ética común para una ciudadanía universal viva y enriquecedora para todas las culturas y civilizaciones. Una nueva y muy diferente globalización. Ninguna se impondrá sobre las demás.

Lo local y global conforman una única unidad, con distintos niveles de ámbito territorial, donde se incluyen todas las singularidades, que necesariamente implica una relocalización de la dimensión económica esencial y una mayor mundialización en el desarrollo coherente de las dimensiones sociales y políticas: responsabilidad y cuidado medioambiental, mayor igualdad social y de género, dignidad y derechos humanos, una actividad productiva enfocada al mantenimiento de las fuentes de Vida, una democracia ampliada y una ética intercultural del Bien Común de la Tierra y de la Humanidad.

La integración de las dimensiones económicas, sociales y políticas que configuran el núcleo de las diferentes identidades se hará desde abajo hacia arriba, respetando las singularidades de cada sociedad en un proceso de democracia participativa que determine el bien común para esa sociedad en ese territorio y en ese momento, sin renunciar a desarrollar los seis objetivos enunciados en el párrafo anterior. Hay, pues, diferentes espacios y tiempos que confluyen, ya estamos confluyendo, a distintos ritmos. Y desde sus propias identidades como pueblos y estados-nacionales actúan y avanzan en esta gran confluencia. Es un proceso dinámico que conducirá a una mayor integración en torno a la ética mundial de la ciudadanía universal con el transcurrir del tiempo. Al Bien Común de la Humanidad.

El logro de este proceso de unificación implica elevar la consciencia a un nivel superior. A toda la Humanidad a un plano superior. Este es el signo de nuestro tiempo. La trascendencia del momento histórico que vivimos y protagonizamos.

En plena travesía el caos y la tormenta que nos hace vibrar

Todo está en movimiento constante. Nada es inmutable. Todo vibra. Del antiguo Orden pasamos al desorden y el caos que estamos experimentando estos días. Unos con más intensidad que otros según sea el territorio donde el destino les haya hecho vivir. Este caos es el motor y la causa que hace emerger nuevas interrelaciones económicas, sociales y políticas. La que promueve el despertar de la conciencia en cada persona y nos empuja hacia un nuevo Orden, la nueva institucionalidad que garantice el porvenir para las próximas generaciones.

La polarización existente en todos los niveles se configura como el gran frente de lucha que debemos transformar sacándolo de sus propios ejes de confrontación. Frente al Arte de la Guerra, el Arte de la Paz sobre la interculturalidad, que es mucho más que un nuevo pacifismo. Frente al crecimiento sin límites del actual sistema capitalista, la Economía por y para la Vida. Frente a la desigualdad social, un nuevo modelo de producir, consumir y distribuir. Frente a la dictadura de los plutócratas de uno u otro bando, una verdadera democracia participativa y transparente. Frente al caos del cambio climático, derechos jurídicos de la Madre Tierra. La institucionalidad del nuevo Orden de equilibrio y armonía, de justicia y paz. Un nuevo sentido de la vida sustentado sobre nuevos valores hegemónicos y universales.

De las múltiples crisis del sistema capitalista se sale únicamente superándolo y co-creando entre tod@s los valores, motivaciones y objetivos del Bien Común de la Humanidad sobre los que levantar la institucionalidad de la nueva Humanidad y de las futuras generaciones.

Polarización y dualidad en el proceso de unificación

En este momento de la travesía la polarización y dualidad se acrecienta en todas las dimensiones de la realidad. La diplomacia presenta su faz más belicosa. Desde el control de los medios de comunicación de masas las oligarquías de ambos bandos censuran a sus oponentes/enemigos azuzando a sus correspondientes poblaciones entre sí. El patriotismo excluyente se alimenta por igual. En China se proyecta “La batalla del lago Changjin” y desde Hollywood el Pentágono lanza “Avatar. El sentido del agua”, que desde una apariencia ecológica y antioligárquica alienta el belicismo y el sentimiento de patria traicionando por completo el espíritu del primer “Avatar”. Este sentimiento patriótico excluyente generalizado lastra la emergencia de la necesaria ética cosmopolita.

¡¡¡No se lucha por la paz produciendo y enviando más armas a una guerra sin sentido!!! Ambos bandos son lo mismo en esencia, aunque uno, la OTAN, defienda el actual “status quo” unipolar inviable, y el otro el mundo multipolar de los BRICS aún regido por los mismos valores y motivaciones actuales, que lo convierten igualmente en inviable. Y no se defiende la democracia nombrando como su paladín a Zelensky, cuyo gobierno persigue y hace desaparecer a integrantes de cualquier partido opositor. De esta forma sólo se alimenta a partidos de extrema derecha en el seno de los propios países de la OTAN.

En cada una de las siete civilizaciones el proceso de unificación parte desde su propia realidad contradictoria enfrentando su propia polarización, que se resuelve a su ritmo, en función de las resistencias al cambio en su seno. La guerra en territorio de Ucrania nos permite visualizar estas resistencias en los apoyos que reciben cada uno de los bandos confrontados. A pesar de las presiones y amenazas la mayor parte de los países del sur global apoyan a Rusia intentando no tener que definirse. Lula intenta relanzar negociaciones de paz; Cuba, que preside en 2023 el grupo de países 77+China, que representa a más de dos tercios de los países presentes en la Asamblea de las Naciones Unidas y más del 80% de la población mundial, aboga por retomar las conversaciones para la paz; India y países del sudeste asiático son la puerta por las que Rusia evade las sanciones económicas de los países OTAN. No, no son Rusia y China los aislados. El 15% de la población mundial que conformamos los países OTAN estamos cada vez más solos. Quién no quiera verlo es que se deja cegar por su propia soberbia.

La Paz es un pilar básico del nuevo mundo que nace. En estos días se cumple el aniversario de la entrada del ejército ruso en territorio de Ucrania. Y también el veinte aniversario de las masivas manifestaciones del 15 de febrero en más de noventa países del mundo por el “No a la guerra” por la invasión ilegal de Irak por tropas de EE UU, Gran Bretaña y España, basada en una narrativa cuajada de mentiras. ¡¡No¡¡ La guerra en Ucrania no es nuestra guerra!!! Y tampoco es la de los ucranianos y rusos. Es la guerra de unos oligarcas contra otros oligarcas sobre la sangre derramada de inocentes.

Oscilaciones y ritmos del proceso de unificación

Tenemos que clamar por la paz, en este tiempo donde la guerra, provocada por los beneficiarios de un sistema que agoniza y no aguanta más, lo impregna todo. La paz es el elemento esencial del mundo por-venir y que entre tod@s tenemos que construir. Ya estamos co-creando un nuevo paradigma para la nueva realidad que surge desde el seno de la que muere. Lo nuevo, consciente de las raíces de los actuales retos les da respuestas imposibles desde los valores y reglas de la vieja sociedad que muere, transformándolos en posible e inaugurando con ello un nuevo tiempo y una nueva realidad que nace para la humanidad.

La confianza es la piedra angular de las sociedades capaz de crear cohesión social. La confianza está íntimamente relacionada con esperanza, entusiasmo y liderazgo. Nace de lo más profundo de la personalidad acompañada por la autenticidad, el equilibrio y la firmeza. La confianza en una Humanidad con futuro. En su capacidad y Poder para superar la crisis sistémica y civilizatoria que transitamos. Nos encontramos en un cambio de época, en tránsito, donde se ha perdido el sentido de la vida. El ser humano de hoy se encuentra desconcertado, inseguro y vacío. Una tecnología sin ética nos domina y consume. Lo que realmente diferencia a la Humanidad de las demás especies animales es la capacidad de imaginar otros posibles futuros y, en consecuencia, pasar a la acción para construir ese futuro mejor posible. Una sociedad sin esperanza equivale a morir, a desintegrarse como sociedad perdiendo toda cohesión social. Para que exista se requiere un ideal que entusiasme, un objetivo posible en un determinado periodo de tiempo. Para mantener la confianza y esperanza es trascendental visualizar ese otro mundo futuro mejor para alimentar nuestro entusiasmo. Liderazgo es la suma de confianza, esperanza y entusiasmo. Hoy domina el pesimismo porque se ha perdido la confianza. No hay programas que lideren y entusiasmen. Hay una crisis civilizatoria, de valores dominantes, que nos aboca a un cambio de paradigma cultural.

La humanidad ha transitado por periodos similares con anterioridad. Cada 240/260 años viene ocurriendo cambios profundos en los conocimientos, tecnología, energía, instituciones y valores sociales dominantes. El sistema capitalista nació con la guerra de independencia de EE UU y la revolución francesa, entre 1776 y 1789. Y 260 años antes comenzaba su andadura lo que denominamos el Renacimiento en Europa. Y podríamos seguir la cuenta hacia atrás. Y hoy 247 años después de que naciese el sistema capitalista, y en el 175 aniversario del Manifiesto Comunista, vivimos/sufrimos su agonía y el amanecer de una nueva época post-capitalista por definir y co-crear.

Al periodo de pesimismo le sucederá un periodo de optimismo. Al predominio del ciclo conservador le seguirá el ciclo progresista y transformador. Así es y así continuará siendo de acuerdo con la dialéctica de los procesos. A su ritmo propio en cada formación social específica en función de la consciencia y el poder de las fuerzas por la transformación y la de las resistencias al cambio. Del mismo modo que hay ciclos económicos menores de 6-7 años existen ciclos sociales y políticos de acción-reacción social y política. En 1973 la oligarquía internacional reacciona a la revolución progresista del ciclo anterior comenzada en 1966-68 frustrándola con la financiarización de la economía y el neoliberalismo ideológico y político; así se repite en 1980, 1987, 1994, 2001, 2008 en una espiral continua que avanza a través del tiempo. Debemos dejarnos fluir en estos ciclos. Tras la crisis financiera de 2007/8 se inició un ciclo progresista hasta 2015, al que sucede la reacción conservadora a la consolidación del mundo multipolar de los BRICS, cuestionamiento del petrodólar y deslegitimación ideológica fruto a su vez del anterior ciclo marcado por la crisis de 2007-8. En este nuevo ciclo progresista que comenzó en 2022 debemos planificar los objetivos a corto, medio y largo plazo, sin caer en la trampa de limitarnos a los periodos electorales del actual sistema. Lo fundamental es la correlación de fuerzas sociales, y para ello lo esencial es la organización social. El resultado electoral es sólo la imagen en un momento dado de esta correlación de fuerzas, y aunque se gane electoralmente el desmantelado Poder político gubernamental tan sólo se podrá utilizar para avanzar si hay fortaleza social detrás que lo impulse y lo sostenga. Si hay consciencia del destino al que nos dirigimos que nos de confianza, esperanza y entusiasmo en la acción.

La dialéctica causa-efecto del proceso de unificación

Todo proceso tiene su Porqué y su Para qué. Todo tiene la confluencia de distintas causas y todo, a su vez, se transforma en una nueva causa que provoca diversos efectos. Nuestra realidad económica, social y política mundial es fruto de la dialéctica entre múltiples causas. La crisis de los misiles en 1962, paralela a una nueva realidad económica y social mundial que dejaba atrás el final de la segunda guerra mundial, desarrolló la consciencia masiva de vulnerabilidad ante una guerra mundial atómica. Esta consciencia y la oposición a la guerra de Vietnam reclamaba una nueva forma de vivir y nuevos valores sociales. Coetáneamente los primeros científicos alertaban sobre las emisiones de CO2 a la atmósfera y sus efectos. La reacción fue la negación, represión, ruptura de los acuerdos de Bretton Woods y el neoliberalismo ideológico para poder seguir ampliando y concentrando capital en occidente. La caída de la tasa de ganancia del capital dio paso a la acumulación por desposesión, síntoma del agotamiento del propio sistema, que nos ha traído hasta la actual crisis sistémica y civilizatoria. Una continua huida hacia adelante suicida para la humanidad y criminal para gran parte de la vida en el planeta. En el bloque comunista sus contradicciones internas llevaron primero a la ruptura entre Rusia y China; a un país dos sistemas en China; competencia por la productividad y valores económicos occidentales; confrontación entre burocracia deslegitimada y demanda de libertad social en países de Europa, que culmina en 1989 con la caída del muro de Berlín. Y en los últimos treinta años la confluencia económica en una única economía neoliberal globalizada.

Polaridad y dualidad es espacio y actores sociales. Oscilaciones y ritmos es tiempo. Y entre estos espacios, actores y tiempos se configura una intricada red de múltiples interrelaciones que conforman nuestra actual complejidad. Nuestras diferentes formaciones sociales en los siete correspondientes grandes actores mundiales; las siete grandes civilizaciones que estamos transitando hacia la confluencia y unificación en Una.

En 2023 una nueva guerra en Ucrania nos vuelve a hacer vibrar, junto al agravamiento en la crisis del clima, fracaso de las COP27 y la Cumbre por la biodiversidad; ruptura de las redes de suministros junto a endeudamiento público y privado insostenible; y demolición de toda institucionalidad global, que ha tenido su más clara manifestación en el devaluado Foro Económico Mundial de Davos 2023 y la desaparición del Foro Social Mundial como su contraparte. Visualizamos el vacío del caos, reflejado en inmensas movilizaciones defensivas en Gran Bretaña, Francia, Alemania, España, … y golpes de estado, o intentos, en EE UU, Alemania, Brasil y Perú. Y, aprovechando este caos y el control de los medios de comunicación globales, Israel invadiendo Palestina y Jordania; el gobierno de España traicionando al pueblo saharaui, y el recrudecimiento de los más de sesenta conflictos bélicos actuales en los que no se ponen nombre ni número a sus víctimas. Y continuamos atravesando uno tras otro los catorce indicadores de no retorno en el cambio climático.

Necesitamos con urgencia acabar con este caos, y para ello necesitamos culminar el proceso de confluencia en una única y diversa Humanidad. Es nuestro destino. Podríamos decir que lo llevamos en los genes, igual que la semilla de un árbol lleva en su programación crecer y transformarse en el árbol que es; o nuestro origen en el ovario fecundado (cigoto) la monada que fuimos en nuestro Big Bang. Ya llevábamos la programación para convertirnos en el SER que somos. Es la consciencia de la necesidad. Pero somos libres y ejercitamos esta libertad decidiendo entre las distintas opciones disponibles. Y esto que es manifiesto para cada persona también lo es para toda la humanidad como un Todo. Libertad, opciones y decisión. Y las opciones posibles están desapareciendo. La semilla y el cigoto son promesa de futuro que pueden verse frustradas por factores externos o por malformaciones internas productos de un mal desarrollo. Esta es la urgente e imperiosa dualidad que enfrentamos como humanidad que somos. Cuando entre tod@s la dotemos de Voluntad se transformará en Humanidad que ES.

La voluntad y firmeza es la energía invisible que nos dota de vitalidad. Porque determinismo y libre albedrio son dos polos de la misma cosa que tan sólo se diferencian en su grado de consciencia.

Generación y manifestación de la Voluntad para el alba de otro mundo

Nace una nueva época para la humanidad. Para que pueda elevar el vuelo tendrá que desplegar por igual sus dos alas, la femenina y la masculina. No habrá dignidad ni igualdad sin su pleno despliegue. Y este despliegue es un acto de voluntad manifestada. ¡¡La Humanidad ES¡¡¡¡Yo soy Humanidad¡¡

2023 ha comenzado con espíritu de guerra. El 20 de febrero Biden ha visitado Kiev, siendo el último de los presidentes de gobiernos OTAN que lo hace, anunciando la entrega de armas ofensivas a Ucrania. El 21 Putin responde en su discurso ante la Duma. Podemos decir que ya sí se ha declarado la III Guerra Mundial por encima del territorio de Ucrania. La tensión aumentará y la guerra se extenderá antes del próximo verano.

La Paz es imprescindible para que nazca el nuevo mundo, y será uno de sus pilares. Hay que apoyar todas las iniciativas existentes para ella. Las manifestaciones de 2003 deben quedar empequeñecidas por las que habrá. Movilizaciones que deberán ser aprovechadas para fortalecer la organicidad de la sociedad civil, o crearla en su caso, en torno al respeto medioambiental, derechos humanos, igualdad, economía por la Vida, democracia ampliada e interculturalidad. Ya existen organizaciones transnacionales que trabajan todos estos aspectos, y sobre ellas hay que apoyarse. Los partidos políticos que lo decidan libremente deben fortalecerlas e impulsar la consciencia entre sus militantes e integrarse en ellas.

Las diferentes polarizaciones existentes tienen que ser transformadas sacándolas de sus propios ejes de confrontación. Frente al Arte de la Guerra, la interculturalidad, que es más que pacifismo. Frente al caos del cambio climático, derechos jurídicos de la Madre Tierra. Frente al crecimiento irracional del actual sistema capitalista, la Economía por y para la Vida. Frente a la desigualdad social, un nuevo modelo de producir, consumir y distribuir. Frente a la dictadura de los plutócratas y democracia formal vaciada, una verdadera democracia participativa y transparente, que será la institucionalidad del nuevo Orden de justicia y paz. Y con todo ello un nuevo sentido de la vida sustentado sobre nuevos valores hegemónicos y universales.

Las mejores prácticas de cada uno de estos seis elementos deben ser publicitadas y conocidas poniendo el foco de atención en ellas. Más del 80% de la población mundial está trabajando en esta dirección con mayor o menor nivel de consciencia y coherencia.

Se hace camino al andar. La oruga se transformará en mariposa.

Fernando Moreno Bernal
Cádiz, a 22 de febrero de 2023