Propiedad y Riqueza en la Economía del Bien Común

 

En el año 2019, entre otros asuntos de interés, habrá elecciones municipales, autonómicas y europeas; esta situación hace que los partidos políticos nos inunden con proposiciones económicas para que decantemos nuestro voto a su favor, y cada uno a su manera intentará hacernos ver las bondades de sus propuestas.

La Economía del Bien Común (EBC) tiene un posicionamiento claro sobre la Propiedad y Riqueza, y esta reseña intenta hacer un resumen de sus propuestas, extraídas del libro de Christian Felber del mismo nombre (cualquier trascripción literal de frases de dicho libro vendrá reflejada con el texto en cursiva).

La EBC tiene una serie de valores que están recogidos en la mayoría de las Constituciones democráticas de nuestro entorno, no está de más, a modo de ejemplo, recordar lo que indica el artículo 128 de la Constitución Española:Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. Y contrastarlo con las propuestas de la Economía del Bien Común (pag.137):

  1. Todas las personas y todos los que participan en el mercado deben de disfrutar de las mismas libertades, derechos y oportunidades.

  2. El límite del poder económico de uno debe de establecerse allí donde pueda amenazar las mismas u otras libertades del resto de personas.

  3. Cuando la propiedad puede ser en igual medida fundamento para la libertad, el poder o el control, se diversifica en propiedad privada, propiedad pública, propiedad comunal (commons), propiedad social y usufructos. Ninguno de los tipos de propiedad tiene prioridad absoluta.

El posicionamiento de la EBC está claro, pero analicemos con más detalle dichas propuestas, en lo que bien podríamos llamar:

CONTROLES PARA QUE LA PROPIEDAD Y RIQUEZA NO AFECTEN NEGATIVAMENTE AL BIEN COMÚN.

La desmedida libertad (de ser propietario) de unos amenaza la libertad de todos de forma masiva.

Retroalimentación negativa:

  1. Limitación relativa a la desigualdad de ingresos (no mayor 10:1, o valor a decidir en convención democrática).
  2. Limitación a apropiación de bienes privados (no mayor de 10.000.000 €, o valor a decidir en convención democrática).
  3. Limitación del tamaño de los bienes de las empresas en propiedad privada exclusiva (a partir de 250 empleados la propiedad se comparte, o valor a decidir en convención democrática).
  4. Limitación al derecho de herencia. “El impuesto de sucesiones sirve también como medio de evitar la acumulación de patrimonios ingentes en manos de pocos” (Art. 123 Constitución de Baviera)

Sobre el asunto de la herencia existen dos posturas extremas, una postura de tipo feudal en la que la herencia es total, y una postura “liberal” en el que la herencia se expropia; la EBC tras una convención ciudadana propone límites entre 500.000€ y 750.000€, el resto conformaría una dote ciudadana, donde todos los ciudadanos independientemente de su nacimiento, tendrían una posibilidad de poder acceder a dicha dote y así sus niveles de libertad e igualdad serían más justos que los actuales. Dada la problemática especial de los inmuebles y las empresas, se propondrían soluciones particulares en ambos casos; también se daría respuesta a las donaciones de una forma similar a las herencias.

LA NATURALEZA.- No debe de ser un medio en “propiedad”, hay propuestas diversas para su uso y disfrute dentro de los límites de sostenibilidad de los recursos naturales.

LIBERTAD E IGUALDAD.- En el capitalismo la propiedad privada es una de las mayores libertades, incluso “sagrada” para muchos, y por eso se presenta como absoluta. Pero la igualdad es un valor superior a la libertad, porque una libertad demasiado grande para uno, puede poner en riesgo la libertad de otro. La igualdad en dignidad y derechos es por lo tanto un PRINCIPIO ABSOLUTO, la libertad uno relativo. Existe un principio de limitación de libertad, pero no para la igualdad. Respecto a la propiedad, eso significa que todas las personas deben de tener el mismo derecho a una propiedad limitada (lo necesario para el bienestar), pero nadie debería tener derecho a una propiedad ilimitada.

Tras esta visión sobre lo que propone la EBC, pisemos ahora suelo y concretemos con propuestas relativas a asuntos que nos afectan en el día a día.

La fiscalidad de un país debería ser la herramienta con la que poder implementar las propuestas de la Economía del Bien Común, que trasladadas a política fiscal, deberían contemplar lo siguiente:

  1. La libertad como valor absoluto no existe, ya que la libertad de uno puede coartar la de otro; la libertad no es un valor económico, esta debe de aplicarse a las ideas.

  1. La igualdad de oportunidades debe ser un valor absoluto en la economía, por tanto se deben tomar medidas para hacerla efectiva, aun admitiendo que siempre habrá un cierto grado de desigualdad, esta debe de ser “justa”. Para conseguir este objetivo deberían aplicarse:

  • Diferencias entre salario máximo y mínimo, de 1:10 (u otro valor a decidir en convención democrática).
  • Límite en el valor de lo heredado a 500.000 – 750.000€ (u otro valor a decidir en convención democrática).
  • Impuesto al patrimonio excesivo, a partir de 10.000.000€ (u otro valor a decidir en convención democrática).
  • Limitación del tamaño de las empresas, a partir de 250 empleados se comparte la propiedad (u otro valor a decidir en convención democrática).

Estas propuestas a unos les parecerán muy duras y a otros no tanto, pero lo que sí está claro es que dichas propuestas benefician a la mayoría de las personas, y que los “cantos de sirena” de bajar impuestos (patrimonio, herencia, sociedades,…) solo beneficiarían a una mínima parte de la población (menos del 1%). Pero no queda todo ahí, si la recaudación es menor al bajar los impuestos a una mínima élite, ahora al haber menos ingresos para acometer los gastos del estado, solo queda una solución: el estado dejará de prestarnos los servicios que necesitamos la mayoría.

Podemos concluir que lo que nos jugamos en esta partida es: por un lado permitir la libertad de una élite que quiere pagar menos impuestos, y por otro la posibilidad de que exista una desigualdad “justa” entre la élite que más tiene y el resto de la población.

J.M.Martín