Pensiones, cambio de paradigma en la economía

Parece que el debate sobre las Pensiones va a convertirse, ¡por fin!, en uno de los centros de interés de la actividad política española. Nuestros representantes políticos, ante la presión que ejercen los jubilados en la calle, han comenzado a improvisar propuestas deslavazadas dirigidas a atraer votantes ante el escepticismo de unos ciudadanos cansados de escuchar prometedoras declaraciones de intenciones que no llegan a concretarse, ya se sabe que nuestros políticos dicen una cosa antes de votarles y luego generalmente hacen otra diferente, eso si, ¡¡siempre en aras del interés de todos!!, aunque muchos ciudadanos luego no se encuentren incluidos en ese “todos”.

Con independencia del debate político en curso quisiera aportar un punto de vista diferente a la opinión dominante en la mayoría de los medios de comunicación, y de sus soportes tanto políticos como económicos.

Considero un error el enfoque de la discusión, la cual se centra solamente en aspectos monetarios, los cuales posiblemente en el muy corto plazo puedan tener una cierta razón de ser, pero que en el medio y largo plazo tienen muy poco sentido, como mostraré a continuación.

Analicemos en primer lugar el muy corto plazo, aquí los aspectos monetarios tienen su importancia, ya que un posicionamiento ideológico podrá considerar si los pensionistas pierden poder adquisitivo o no, y, sobre todo, con qué recursos se cuenta para tratar de mejorarlas y consolidar un sistema sostenible en el tiempo. El dinero disponible de recaudaciones sociales e impuestos, se puede desviar para unas partidas o para otras, por tanto es una decisión puramente ideológica, y todos sabemos cuales han sido las prioridades en el reparto del presupuesto en los últimos años.

El asunto anterior, con ser grave, no tiene la importancia que las soluciones a medio y largo plazo necesitan, y aquí pienso que ninguna de las diferentes propuestas de nuestros políticos dan en la diana, ya que todas son soluciones puramente monetarias, las cuales no resuelven el problema de fondo.

Mi reflexión viene tras haber leído estos días por tercera vez un libro -sus propuestas son tan diferentes que para asimilarlas hay que releerlas una y otra vez- de un economista que está cambiando muchos paradigmas del sistema económico imperante, Warren Mosler, que analiza lo que llama “Los siete fraudes inocentes de la política económica”, y uno de ellos es la afirmación de que “La Seguridad Social está en quiebra”, sobre todo el sistema de Pensiones.

Voy a extrapolar a España un ejemplo que él expone, para analizar el problema sobre todo en el largo plazo: “Supongamos que dentro de 50 años solo haya una persona trabajando y 47 millones de jubilados, esa persona tendría que producir todos los bienes y servicios necesarios para toda la población, y entonces se pregunta: ¿Y lo que tenemos que hacer es que los 47 millones de jubilados tengan fondos suficientes de sus pensiones para pagarle? ¡Yo no lo creo! El problema no es, obviamente, de dinero”.

La solución pasa por asegurarnos de que esa única persona sea capaz de trabajar lo suficientemente inteligente, productiva, sostenible,…, y tener los recursos necesarios para hacer todo, o bien los jubilados tendrán graves problemas, sin importar si tienen mucho o poco dinero (con su pensión). Por tanto la solución es que las personas activas (en el futuro) tengan la productividad necesaria, y con un reparto equitativo llegue para todos. Y esto se consigue haciendo que nuestros descendientes posean el conocimiento y la tecnología suficiente, que generen los productos y servicios necesarios.

Cualquier economista sabe que no hay bienes reales producidos hoy que sean útiles dentro de 50 años, lo único que podemos hacer para que nuestros descendientes (y jubilados) tengan futuro, es asegurarnos que estos posean el conocimiento y la tecnología adecuada, para conseguir cubrir las necesidades futuras, sin olvidarnos de la equidad social y sostenibilidad.

¿Y esto se consigue con el sistema económico que actualmente tenemos?, la respuesta sin duda es NO. Debemos cambiar los paradigmas de la economía actual por otro modelo con valores éticos, donde el dinero pase de ser un fin a un medio, y así conseguir los productos y servicios que la humanidad necesita, dentro de la sostenibilidad que condiciona una Tierra con recursos limitados.

La paradoja del sistema actual es que la mayor riqueza se genera con una economía ficticia -especulación con activos financieros- que lo único que hace es generar mayor desigualdad, y no se incentiva la economía real -generar productos y servicios necesarios para la humanidad-, esto aunque obvio, no se contempla por el pensamiento dominante. Este sistema no tiene futuro y actualmente están surgiendo nuevas visiones de economía que proponen nuevos valores en aras del bien común, como la de la Economía del Bien Común [economiadelbiencomun.org], que bien merecen ser analizadas y, en su caso, implementadas.

Juan Manuel Martín