La
soberanía y hegemonía se ejerce o se entrega. De nada sirve
reclamarla o proclamarla. Es como respirar, o respiras o mueres. En
el tiempo venidero la Humanidad pasará a su madurez en la Tierra, o
desaparecerá como especie. El colapso de las estructuras económicas,
sociales y políticas que ya vislumbramos dará paso a la aparición
de nuevas formas de plenitud, a su madurez sostenible y armoniosa que
redescubre el regalo de la Vida aquí y ahora. Apoyándose en el
potencial de la cuarta revolución industrial, liberada de las trabas
que la exigencia de beneficios para unos pocos le impone el sistema
capitalista. El Buen Vivir para tod@s es nuestro horizonte. Esta
crisis sistémica y civilizatoria de la que somos protagonistas como
generación es Vida. Nos brinda la oportunidad de tomar las
decisiones adecuadas para construir un futuro entre tod@s. El covid19
como detonante nos ha venido impuesto, pero la transformación social
que queremos tiene que emerger desde el interior de la sociedad civil
organizada, y desde nuestro propio interior transformándonos como
personas a la vez que transformamos el mundo en que vivimos. Tenemos
que desarrollar toda nuestra creatividad, sobre esforzarnos por el
Bien Común de la Humanidad y cooperar intensamente por nuestro bien
y el de las generaciones que serán. Creemos el nuevo mundo, nuestra
nueva institucionalidad, desde nuestra esencia como seres humanos
sociales que somos. La Humanidad tiene el Poder para esta
transformación. Confianza y decisión es lo único que necesitamos.
Las sociedades no dan saltos en el vacío, las raíces de la
alternativa se han venido creando con el esfuerzo y creatividad de
miles de experiencias desarrolladas a lo largo del mundo. Surge un
nuevo liderazgo social compartido en una verdadera democracia
profunda, integral y ampliada. La transformación definitiva es
dolorosa. Ya está siéndolo. No la rehuyamos porque está llena de
sentido y cargada de futuro. El egoísmo individual sobre el que se
levanta la ideología capitalista dará paso al Amor que todo lo une.
Igualdad, cooperación y solidaridad.
La
batalla ideológica comienza por negarnos a seguir utilizando el
“crecimiento del PIB como brújula para el retorno a la
normalidad”. Tenemos que crear nuestro propio indicador. Se trata
de replantear conceptos como ‘felicidad’, ‘progreso’ y
“sostenibilidad” que se encuentran en la justicia social, en el
desarrollo personal dentro de la comunidad en la que vivimos y en el
equilibrio ambiental, y no en el crecimiento económico ilimitado
intrínseco al sistema capitalista.
Ejercer nuestra soberanía y hegemonía comienza por recordar que el trabajo organizado de las personas es la fuente inagotable de riqueza y financiación que dentro de un sistema económico, social y político centrado en el bien común de la humanidad permitirá superar todas las crisis actuales. La economía por y para la Vidai, el Buen Vivir o Economía del Bien Común, se tiene que implantar sobre los siguientes seis ejes: a) Cambiar el enfoque competitivo por planteamientos cooperativos y solidarios b) Cambiar el enfoque a corto plazo por el enfoque a medio y largo plazo c) Revalorizar el papel de lo público y del Estado como garante, regulador y proveedor de bienes públicos esenciales d) Imponer un sistema financiero internacional público, y socializado en lo local que impida la especulación y elimine los paraísos fiscales, y e) Avanzar en construir un Gobierno del mundo democrático, legítimo y transparente,que pasa por una verdadera legislación internacional con poder para exigirse que defienda los Derechos de la Tierra, de la humanidad y de las personas individuales, con este orden de prioridad.
Tenemos
que ser conscientes
de nuestro objetivo y del sentido trascendente de nuestra acción
transformadora. La sociedad humana es el mayor sistema complejo,
abierto, dinámico, adaptativo y no-lineal que existe. Nuestra
acción, para que sea exitosa, tiene que implicar al mayor número de
personas de todas las etnias, lenguas y culturas en un proceso de
co-creación participativo y democrático mundial. Es complejo pero
posible, siempre que nos respetemos mutuamente la diversidad y
peculiaridad de todas y cada una de las culturas y civilizaciones.
Construir el futuro comienza por dar respuestas efectivas a los
problemas actuales en la reactivación de la actividad productiva.
Reconociendo la complejidad como sistema de la sociedad y buscando la
perdurabilidad en el tiempo deberá basarse en los siguientes
principiosii:
1.-
Lo local y global conforman una unidad. La importancia de la
singularidad.
La
sociedad humana es un sistema complejo donde todos los elementos
están interconectados y son interdependientes entre sí. Nos
enfrentamos a una reactivación de las actividades mientras están
cerradas las fronteras y se rompen las cadenas de suministros. Hoy la
interconectividad es global. Se visualiza el enfrentamiento entre las
élites financieras globalistas que claman por más cooperación y
solidaridad internacional en torno a organismos internacionales
“técnicos e independientes”, como la OMS creada por la ONU y
financiada por la Fundación Rockefeller en 1948, y hoy controlada
por la Fundación Bill y Melinda Gatesiii,
convertidos en principales financiadores tras la retirada de EE UU,
acompañado por el oligopolio de las grandes transnacionales
farmacéuticas y tecnológicas; enfrentadas a las élites
continentalistas que pugnan por retroceder hacia un reforzamiento y
protagonismo de los Estados-nación y relocalización industrial. En
la década de los noventa del S. XX nos arrebataron nuestra soberanía
financiera y monetaria con el pretexto de “poner bajo control de
expertos independientes al sistema financiero y Bancos Centrales”.
Mientras que el retorno al nacionalismo deviene en el regreso del
neofascismo de Trump, Bolsonaro, Piñero, Áñez, ….
Nuestra
alternativa parte del reconocimiento de que lo local y global
conforman una única unidad, con distintos niveles de ámbito
territorial, donde se incluyen todas las singularidades, que
necesariamente implica una relocalización de la dimensión económica
esencial y una mayor mundialización en el desarrollo coherente de
las dimensiones sociales y políticas: responsabilidad
medioambiental, mayor igualdad social y de género, dignidad y
derechos humanos, una actividad productiva enfocada al mantenimiento
de las fuentes de Vida, una democracia ampliada y una ética
intercultural del Bien Común de la Tierra y de la Humanidad.
Desde
la década de los ochenta del S. XX, cuando la ideología neoliberal
se impone y comienzan los procesos de deslocalización productiva,
externalización de las cadenas de valor y precarización laboral, se
viene librando una batalla de resistencia desde los territorios. Dos
modelos diferenciados: Globalización neoliberal gobernada desde el
poder de las transnacionales, frente a democracia local fundamentada
en una red de actores públicos, privados y sociales con el objetivo
de anclar el empleo y satisfacción de necesidades sociales al
territorio. Y esta batalla se da con los postulados del propio
sistema capitalista basado en la competitividad de los territorios y
la financiarización de las actividades productivas, y surge desde
dentro del propio sistema capitalista. La economía social y
solidaria es su mayor exponente en el seno de las empresas.
El
modelo globalista busca optimizar el uso de los factores de la
producción en base a subvenciones públicas, incrementar los
beneficios corporativos reduciendo el precio de suministros y mano de
obra, maximizar la flexibilidad de la producción, aprovechar la
economía de escala llegando a ser “demasiado grandes para caer”,
centrado en la Corporación transnacional, subyugando la I+D+I a
través de Centros de investigación exógenos y controlables a
través de patentes y propiedad intelectual, y separando y primando
lo privado, dejando lo público para la socialización de los costes
productivos.
El
modelo de resistencia y democracia participativa local, que se
desarrolla desde la contradicción de ubicarse en valores y
condiciones impuestas por el propio sistema capitalista dominante
busca las ventajas diferenciadoras identificando, revelando o
construyendo los recursos endógenos, intenta maximizar las rentas
sobre denominaciones de origen que permitan los precios más altos
posibles fijados territorialmente, más que el tamaño importa el
saber hacer, la historia, cultura y tradición, el desarrollo y
pervivencia de las personas que viven en el territorio. La innovación
es endógena sustentada en la colaboración y unión de sector
privado, organizaciones sociales y administraciones públicas locales
y centros de investigación de universidades enraizadas en los
territorios. La democracia participativa se desarrolla en su seno con
experiencias como las de Keralaiv
en la India, los Grupos de Desarrollo Rural en Españav
o el proyecto Las Aletas, alternativa real y sostenible en la Bahía
de Cádizvi
por poner sólo tres ejemplos de diferentes ámbitos territoriales.
A
la rentabilidad y productividad para los propietarios del capital
financiero especulador se le contrapone la rentabilidad y
productividad social con la cohesión social y la cualificación de
la población vinculada y anclada a su territorio en una economía de
cercanía, que se desarrolla mediante la innovación endógena
haciendo compatible el bien público con el bien privado de sus
habitantes. El modelo de la Economía del Bien Común o Buen Vivir,
cuyo corazón se encuentra en la economía social y solidaria en
estrecha alianza con los sindicatos de clase y las Corporaciones
locales, como Administraciones vinculadas a las poblaciones
enraizadas en sus territorios, se caracteriza por una visión a medio
y largo plazo, con el objetivo de satisfacer las necesidades
sociales, reguladas y vinculadas con el bien común y el interés
general de las poblaciones que viven sobre un determinado territorio.
La
importancia de la singularidad deviene del hecho de que es esa misma
población quien tiene que definir los objetivos, las prioridades y
actividades productivas mediante un proceso democrático que
determine qué es el Bien Común y el interés general de esa
comunidad en ese territorio y en ese momento. Y establecer los
indicadores para su medición, evaluación e integración de las tres
dimensiones: económica-medioambiental, social y política de la
única realidad que conforma cada comunidad.
2.-
Dimensión temporal que une lo estructural con lo organizacional.
Todo
tiene un origen y un fin. Hasta el Universo en el que hemos surgido
tiene una génesis y tendrá un final. Todo es histórico. Las
estructuras y organizaciones económicas, sociales y políticas
corresponden siempre a un determinado corte temporal dentro de la
historia evolutiva de la Humanidad. La complejidad de la vida y la
sociedad humana es su complejidad organizacional. También lo será
el que construyamos en este momento, si es que lo logramos. La
historia no acaba con nosotros si logramos superar este momento.
En
este tiempo que nos ha tocado vivir se superponen y luchan dos
tiempos diferentes con sentido contrario. El tiempo de un sistema
histórico que agoniza y el tiempo del nuevo sistema que surge desde
su interior. Y el tiempo del nuevo sistema es poli temporal. Es
decir, en cada sitio y nivel territorial tiene su propio ritmo.
Dependerá de la fuerza y capacidad organizativa para vencer las
resistencias, lo que determinará su implantación en esa sociedad y
lugar concreto. La consolidación paulatina en cada vez más espacios
y sociedades fortalecerá a los más débiles y atrasados en la
transformación, mientras debilita las resistencias al cambio. Así
ha ocurrido siempre en las transformaciones que han sido
anteriormente a lo largo de la historia de la Humanidad.
3.-
Nuevas formas de plenitud y la incertidumbre de la Vida aquí y
ahora.
A
medida que se van estableciendo nuevas empresas y territorios con los
nuevos valores y formas de actuar, interrelacionan entre sí, dando
lugar a nuevas emergencias. Tenemos que estar abiertos a la
incertidumbre de estas nuevas emergencias. No serán unidades sumadas
únicamente. Serán unidades que interactúan entre sí. Ya está
ocurriendo dentro de la economía social y solidaria, en las
comunidades indígenas latinoamericanas y africanas, y en las
empresas de Economía del Bien Común. Alimentemos estas
interrelaciones abriéndonos a las nuevas formas organizacionales y
emergentes que puedan surgir.
Centremos
nuestra atención en los elementos esenciales que conforman y hacen
viable una comunidad: energía, agua y alimentación, vivienda, ropa,
educación, salud, cultura y unidad de cuenta e intercambio. Todas
ellas están al alcance del trabajo organizado de una comunidad.
Creemos las redes organizacionales que permitan su funcionamiento.
Soberanía energética, alimentaria y monetaria de cada unidad
territorial y sobre ellas instaurar las interrelaciones con otras
unidades territoriales. El poder de la identidad de cada unidad
territorial enriquecerá la diversidad de la unidad del Todo. Para
ello hay que sacar el máximo provecho de la potencialidad de la
cuarta revolución industrial; de las catorce áreas de innovación
que la conforman. Recuperar el saber-hacer, pero con las tecnologías
del S. XXI. Y la herramienta del Balance y Matriz del Bien Común,
con sus valores éticos y metodología permite hacer el adecuado
control social, seguimiento y evaluación para las necesarias
rectificaciones que fueren necesarias, garantizando un funcionamiento
y fortalecimiento de la democracia local.
Los
Bancos Centrales han creado sus monedas digitales o criptomonedas,
Facebook, la Fundación Bill y Melinda Gates, y las grandes
corporaciones tecnológicas transnacionales ya las tienen.
Preparémonos también nosotros para un nuevo y próximo shock en el
sistema financiero. Ya existen monedas sociales y locales, Caja de
Ahorros digital, etc. Usémosla.
4.-
Orden-desorden-interacciones-organización (nueva institucionalidad)
A
lo largo del proceso de construcción de este futuro del Bien Común
aparecerán interrelaciones complementarias, pero también
antagónicas. El orden nuevo viene precedido por el desorden, y por
las interrelaciones que crean una nueva organización social.
5.-
Dialéctica entre transformación social e individual.
Retroalimentación y motivación.
Desde
el comienzo del proceso existen causas y motivaciones múltiples que
se retroalimentan entre sí. La necesaria transformación ya es
imprescindible por las propias contradicciones del sistema que ponían
en peligro la supervivencia de la especie, con los efectos provocados
por el cambio climático, la extrema desigualdad y polarización
social, hambrunas y migraciones masivas y la perversión de un
sistema financiero globalizado completamente descontrolado. Este
estado de las cosas ya nos había concienciado y movilizado a
millones de personas. Ahora aparece como causa externa el covid19 que
nos obliga a mirarnos en el espejo como sociedad, dejando al
descubierto las debilidades e incoherencias de una determinada forma
de vivir y una ideología dominante. Centenares de millones de
personas de todos los continentes se suman en esta consciencia global
de imprescindible transformación social y superación de nuestras
propias debilidades como sociedad. A lo largo del proceso aparecerán
nuevas causas exógenas que habrá que responder e integrar.
Todo
proceso histórico y evolutivo humano y social debe comprenderse a
partir de su complejidad, de un diálogo de endo-exo-causalidad. Lo
realmente importante es visualizar en cada momento y lugar donde se
inicie el proceso de transformación la espiral de consciencia, el
bucle de fortalecimiento entre causas endógenas y causas exógenas
que hace que en un momento el fenómeno se desarrolle en una
dirección más que en otra.
6.-
Organicidad y protagonismo de la sociedad civil. Dialéctica entre
parte y Todo.
Cada
individuo porta de alguna forma toda su sociedad en él. En este
periodo de transición y transformación social e individual esta
relación es a la vez esencial y contradictoria. Los individuos
producen la sociedad. No obstante, la sociedad forma a los individuos
a través de la educación en sus valores dominantes, el lenguaje, su
cultura, su forma de producir, consumir y distribuir. Es la recursión
organizacional, la complejidad de la relación parte-todo. Y en este
periodo la tensión entre transformación y retorno a la “normalidad
anterior” se agudiza.
Hay
que dotar de organicidad a la sociedad civil, si aún no la tiene, y
darle todo el protagonismo. Esta sociedad civil organizada a través
de sindicatos, empresas de economía social, pymes, comerciantes,
agricultores, ganaderos, asociaciones feministas, de vecinos,
jóvenes, consumidores, ecologistas, desarrollo sostenible,
culturales, solidarias, etc. está desunida y dispersa con sus
objetivos específicos. Hay que unirla, hacerlas confluir para que su
acción creativa, comprometida y participativa se multiplique en la
interacción de unas con otras. Y desde ahí establecer e
institucionalizar un diálogo permanente con la Administraciones
públicas locales con competencias directa en el territorio para el
ejercicio diario de soberanía en una verdadera democracia
participativa.
El
26 de abril de 2011 en Andalucía se constituyó “Compromiso social
para el progreso”vii
entre CCOO-A, UGT-A, CAVA, CEPES, FACUA Andalucía, Al-Andalus,
UCA-UCE, Federación Mujeres Progresistas, ATTAC, Plataforma 2015 y
+, CERMI, Asociación Progresista de Andalucía, la Red de Lucha
contra la pobreza (EAPN), la Federación Andaluza de Asociaciones de
la Prensa y las asociaciones de las fuerzas de seguridad SUP, AUGC,
UGC y UFP, posteriormente se extendió a otras Comunidades Autónomas
de España, con el objeto de que se visualice y nos reconozcamos a
nosotros mismos como el amplio bloque social y de ciudadanía que
tenemos el poder para cambiar el rumbo de los acontecimientos. No
estábamos todos los que deberíamos haber estado. El liderazgo le
corresponde a la economía social donde capital y trabajo se funden
en uno y son el germen de las empresas y sociedad futura. La
aparición 19 días después de su presentación del 15M lo ocultó y
quitó protagonismo.
Con
la participación en organizaciones de todo tipo las personas
transforman sus valores y comienzan a experimentar creando nuevas
formas de vivir y relacionarse en una nueva sociedad. Sin organicidad
social no se podrá neutralizar los valores dominantes de la actual
sociedad. La potencia de la transformación radica en la creatividad
humana desarrollada a través de la unión y organicidad social. Esto
hay que hacerlo en todos los niveles: locales, provinciales
autonómicos, nacionales, para que pueda surgir un nuevo liderazgo
social compartido en una verdadera democracia profunda, integral y
ampliada. Y hay que comenzar ya en cualquiera de los niveles que
podamos. Porque el nacer de uno potenciará y se reproducirá en
otros.
7.-
Hegemonía y liderazgo social compartido. Importancia de la
consciencia.
El
sistema capitalista agoniza por su incapacidad para satisfacer las
demandas sociales que él mismo genera en una sociedad de consumo y
crecimiento ilimitado, imprescindible para su mantenimiento, pero
inviable para la propia supervivencia de la Humanidad como especie.
La esperanza está en la juventud porque el futuro si lo hay es suyo.
La única visión de un posible futuro pasa por la toma de decisión,
plenamente consciente, de avanzar en el más trascendental paso dado
por la Humanidad, alineando todas las acciones y creatividad en torno
al objetivo del bien común. La transformación que tenemos por
delante es la mayor transformación política, social y ética que
haya vivido la humanidad en su historia, “crear” una nueva
cultura para la gran familia humana y unos nuevos mecanismos de
seguridad y supervivencia que garanticen la continuidad de la Vida y
nos proporcionen instrumentos de gestión de los cambios sociales. Si
lo conseguimos la hegemonía del 99% sobre el 1% será un hecho.
Hegemonía es Poder, Y el Poder es nuestro.
Transformación
que se da desde dentro del propio sistema económico, social y
político en el que vivimos, nuestro medioambiente. Somos a la vez
observadores de la transformación y protagonistas de la misma. Por
eso nos transformamos a la vez que lo transformamos. Seres vivientes
y seres conscientes. Como dice Carlos Tuyaviii
se trata de comprender-sentir-pensar-experimentar. No hay hegemonía
sin proyecto transformador, ni verdadero proyecto transformador sin
nuevos valores dominantes, sin la nueva “cultura”.
Esta
hegemonía es fruto de cuatro pasos que estamos dando simultáneamente
en todo el mundo a ritmos distintos, y que debemos seguir dando hasta
el final de la transformación. Primero el conocimiento y comprensión
de la realidad que vivimos, las contradicciones Inter oligárquicas
que condicionan nuestras vidas y la sinrazón del actual estado de
las cosas. Segundo la indignación que nos produce. Tercero proponer
alternativas de funcionamiento y satisfacción de las necesidades
humanas y medioambientales desde el interés del 99% de la población,
desde el Bien Común. Cuarto experimentar y co-crear nuevas
experiencias e interacciones abiertos a nuevas experiencias y a la
nueva institucionalidad, crear la nueva “cultura” del nuevo
tiempo, normas y pautas orientadas al Bien Común.
En
este proceso contradictorio del viejo orden que pugna por permanecer,
aunque tenga que cambiar algo, y el nuevo que surge por doquier,
emergen nuevas formas de democracia ampliada apoyadas en las nuevas
tecnologías de información y conocimiento disponibles, y en las
nuevas experiencias de participación social. Ampliadas en cuanto
unen en su área de competencia aspectos económicos, sociales y
políticos. Ampliada porque volviendo a la esencia del espíritu
democrático utiliza potencialidades tecnológicas disponibles ya hoy
para acercar la toma de decisión a la ciudadanía soberana,
minimizando la delegación del voto en el representante político.
No
hay ni se espera a un gran líder para esta transformación.
Necesitamos millones de líderes/as donde tod@s serán necesaria pero
ninguna imprescindible. Los diferentes niveles territoriales y
temporales de estas nuevas experiencias, interacciones y organicidad
social que aparecen por doquier hace surgir multiplicidad de líderes
sociales en cada uno de los ámbitos de actuación. Las interacciones
que surgen hacen que ese liderazgo tenga que ser necesariamente
compartido entre líderes sociales, políticos, técnicos y
especialistas en cada una de las materias en las que se actúe.
Tenemos que desarrollar toda nuestra creatividad, sobre esforzarnos
por el Bien Común de la Humanidad y cooperar intensamente por
nuestro bien y el de las generaciones que serán.
8.-
Autoorganización, responsabilidad y mito fundacional.
En
este nuevo comienzo que nos ha tocado protagonizar como generación
que somos tenemos que asumir nuestra responsabilidad en lo que ocurre
o deje de ocurrir. Vivimos una transformación histórica siendo sus
propios protagonistas. Somos los seres que analizamos a la vez que
vivimos la experiencia transformadora. Tenemos el poder de adaptarnos
y autoorganizarnos socialmente. Necesitamos de toda nuestra
creatividad e inteligencia, entusiasmo y la fuerza que nos da la
organicidad social y el trabajo conjunto.
Las
sociedades humanas se han constituido a lo largo de la historia sobre
mitos fundacionales que mantienen a las comunidades unidas
otorgándoles una identidad común, un vínculo indispensable. En
este proceso trascendental de unificación de la Humanidad también
es necesario dotarlo de su mito fundacional, del sentido histórico y
razón de ser de este imprescindible paso. Y este “mito
fundacional” también ha venido emergiendo en los procesos de
resistencia y lucha en todas las culturas en los últimos tiempos, no
sólo décadas. Es necesario hacerlos confluir. Podemos decir que los
7.700 millones de seres humanos nos podemos agrupar en siete grandes
familias de creencias, vinculadas a las religiones, incluyendo a los
no creyentes como una más. Todas ellas tienen profecías que
enraízan en sus “mitos fundacionales”. Podemos decir que las de
los no creyentes son la visión del futuro de Marx y Engels. El mito
fundacional del nuevo tiempo ha de surgir de un intenso debate e
integración, centrado en lo que une a todas ellas, que haga emerger
el espíritu común, el Demos de la Humanidad unida y hermanada por
el Bien Común. El egoísmo individual sobre el que se levanta la
ideología capitalista dará paso al Amor que todo lo une. Igualdad,
cooperación y solidaridad.
A
modo de conclusión.
Con la aparición del coronavirus covid19 estamos en medio de una intensa pugna entre élites Inter-oligárquicas. Las élites globalistas financieras, farmacéuticas y tecnológicas desean instaurar una gobernanza mundial de las grandes Corporaciones Transnacionales apelando a la necesaria cooperación y solidaridad mundial para enfrentarnos al covid19 y a los efectos del cambio climático. Para ello quieren fortalecer organismos supranacionales “técnicos”, pero controlados por ellos, sin transparencia ni control democrático ni ético. Las élites continentalistas rehuyen este traspaso de poder y se encierran en sus nacionalismos. Trump acusa a la confabulación de China con estas élites de provocar la pandemia del covid19, y retira la financiación de EE UU de la OMS.
Hay
una alternativa, la del 99% de la población, en el sentido evolutivo
de la historia de la humanidad, que responde a los desafíos que
supone el cambio climático, desigualdad social, migraciones y
control del capital financiero globalizado. La diferencia esencial es
que cuestionamos el poder de las Corporaciones Transnacionales y sus
beneficios, la sociedad de consumo irracional en la que vivimos y la
distribución de las riquezas y rentas en el mundo, exigiendo el
retorno al compromiso ético y la emergencia de un nuevo Poder
soberano radicado en la ciudadanía universal. Más democracia para
el S. XXI ampliándola con las posibilidades que permiten las nuevas
tecnologías de información y comunicación.
Esta
transformación profunda ya ha comenzado. No existe ninguna garantía
de que se resuelva para bien de la mayoría. Hay que desarrollar
todas las acciones y toda la creatividad humana posible para
conseguirlo, dotando a la Humanidad de organicidad y un liderazgo
social compartido.
No
existe recetario ni ruta establecida. Como decía el poeta “se hace
camino al andar, y al volver la vista atrás, se ve la senda que
jamás volverás a pisar”. Pero si hay ciencia. Este artículo ha
seguido “Los mandamientos de la complejidad” de Edgar Morín como
guion y sistemática narrativa de un sistema complejo, abierto,
dinámico, no-lineal y adaptativo como es la sociedad humana, para
intentar visualizar los retos y obstáculos que surgen en la gestión
de la transición y evolución de un modo de producción a otro.
Ni hay ni se espera ningún Gran líder. Pero si a millones de líderes y lideresas en un nuevo estilo de liderazgo social compartido. Como decía Homero en la Ilíada “los dioses ciegan con su propia soberbia a aquellos a quienes quieren perjudicar”. Los errores de los falsos dirigentes los pagamos millones de personas y las generaciones siguientes. La soberbia ciega a algunos, y la vanidad hace que se desvíen del verdadero camino del Bien Común a seguir. Seamos humildes porque la tarea es muy grande y trascendental.
.
Fernando Moreno Bernal
Vicepresidente EBC Andalucía
Cádiz, a 5 Mayo de 2020
.
.
i
Moreno Bernal, Fernando.
https://rebelion.org/economia-por-y-para-la-vida-unica-salida-a-la-crisis-sistemica/
ii
Morin, Edgar. Los Mandamientos de la complejidad.
https://es.calameo.com/read/000501353124becb1053f
iii
https://elpais.com/elpais/2020/04/16/planeta_futuro/1587031058_530432.html
iv
https://rebelion.org/sin-dudarlo-dadnos-el-modelo-kerala-mas-que-el-modelo-guyarat/
v
http://www.redruralnacional.es/leader/grupos-de-accion-local
vi
http://participacion.puertoreal.es/inc/uploads/2017/11/20170801-Las-Aletas.-Alternativa-real-y-sostenible.pdf
vii
https://andaluciainformacion.es/andalucia/175524/veinte-organizaciones-firman-un-compromiso-social-para-el-progreso/
En defensa de la sanidad y educación pública
https://www.facua.org/es/noticia.php?Id=6880
viii
Tuya, Carlos. Marx desencadenado. Una reformulación del marxismo
desde la experiencia histórica y el avance científico. Pag. 233
https://www.amazon.es/Marx-desencadenado-Carlos-Tuya-ebook/dp/B07MNSRZ7H